Historia
Los cazadores y recolectores trazaban sus rutas por nuestro valle hace 30.000 años. Una riqueza, la de nuestras tierras, que impulsó los asentamientos ya en la prehistoria y que atrajo a conquistadores, de uno y otro lado de la frontera, en las constantes batallas de la Edad Media.
Desde Carlomagno al primer eslabón de la monarquía navarra, Iñigo Arista, reconocidos personajes han atravesado nuestros bosques dejando su huella histórica en estos caminos.
Prehistoria y Edad Antigua
Hace más de 30.000 años y hasta la era glacial (8.000 a. c.) los cazadores y colectores tenían sus rutas por el Pirineo y el territorio del valle de Erro. Después, entre el 8.000 y el 3.000 a. C. es probable que los asentamientos fueran ya más permanentes. Prueba de ello son los restos hallados en las cuevas de Erro y de Ardaitz. De ahí surge lo que a partir del tercer milenio antes de Cristo, ya en el Neolítico, se conoce como pueblo pirenaico (pre-ibérico), el más probable antecesor del pueblo vasco.
Aquellos habitantes ya practicaban el pastoreo y fueron ellos los que dejaron los dólmenes y megalitos en nuestros montes. Hacia el año 1200 a. C. llegan por el Pirineo las primeras migraciones de pueblos indoeuropeos o preceltas, legándonos numerosos cromlechs o círculos de piedras en torno a túmulos funerarios. Entre otros al norte de Sorogain se encuentra el llamado Zanzet o Sancet.
Durante la romanización (siglos I al IV), atraviesa por el Summum Pyreneum (Puerto de Ibañeta) la vía de Astorga a Burdeos. Atravesaba el valle de Erro, por tanto, una importante vía romana en esta zona, descubierta no hace demasiado tiempo y próxima a Lintzoain. La romanización no llegó a suplantar el euskera, la lengua originaria, la única de las preindoeuropeas conservada en Occidente. Entre las aportaciones más importantes de esta época destaca la explotación del ganado vacuno y caballar por su persistencia hasta hoy en día.
Edad Media
La Edad Media fue una época de batallas y conquistas. Esta parte del Pirineo fue, probablemente, puerta de entrada de germanos y vándalos durante el siglo II. Ya en los siglos VIII y IX, árabes y francos se disputaron con los indígenas el dominio de Iruña y su territorio. Y en el año 732 los árabes, eligieron la vía de acceso Erro e Ibañeta en su conquista hacia Francia.
Pero sin duda, una de las más famosas batallas fue la de Roncesvalles (15 de agosto del 778) en la que Carlomagno, que volvía del asedio de Zaragoza, vio como los vascones derrotaban a sus tropas en las inmediaciones de Ibañeta, dentro de la primitiva jurisdicción de Valderro.
También pasó por las tierras del Valle de Erro otro famoso rey franco, Ludovido Pío, en el año 812 en su marcha hacia Pamplona. Pero sería en el 824, cuando el ejército franco sufre una nueva derrota en los mismos parajes del Pirineo, infligida por los navarros capitaneados por Íñigo Arista. Desde entonces, al defender su derecho de independencia frente a los franceses, cuentan los vascones con un jefe, primer eslabón de la monarquía navarra: Íñigo Arista.
Fue, a la par, época de cristianización en nuestros valles de montaña. Aunque más tardía que en zonas más abierta y expuestas de Navarra, la cristianización está relacionada con los monasterios, y fue fruto de un proceso lento. Algunos historiadores aseguran que hasta el siglo VIII no hay noticias de que aquí progresara el cristianismo. De hecho, no será hasta el año 1.000 cuando surgieron monasterios como los de Ibañeta y Santa María de Landa (entre Mezkiritz y Ureta), con hospederías para los peregrinos junto a las pequeñas iglesias.
Las peregrinaciones a Santiago, que comenzaron en el siglo IX, constituyen durante el siglo XI un fenómeno socio-religioso que afecta a toda Europa. Desde entonces, el camino central del Valle de Erro es parte de la mayor Ruta jacobea, tramo del llamado Camino Francés, ya que aquí confluían los peregrinos de tres famosas vías del centro y noroeste de Francia.
En 1019 el rey Sancho el Mayor donó al monasterio de Leyre un palacio en Erro junto a varias posesiones. Toda esta comarca formó durante el siglo XI y comienzos del XII el condado de Erro, del que Sancho Sánchez de Erro se titulaba conde en los primeros años del siglo XII. Fueron los siglos de los Fueros y su expansión y consolidación se dio con los reyes de Navarra.
Los fueros, son normas propias del pueblo navarro que se dotaba así mismo de leyes con sus gobernantes, al principio no escritos y después plasmados en el Fuero Antiguo de Navarra. En su origen se sitúan los Fueros locales y el Valle de Erro tuvo sus propios fueros concedidos por el rey Teobaldo I en 1248. Dos siglos después, en 1408, otro rey navarro, Carlos III, creó el vizcondado de Erro.
Edad Moderna y Contemporánea
En 1512 los habitantes de estos valles fueron los últimos en defender al rey de Navarra frente a la conquista del Reino de Navarra llevada a cabo por Fernando el Católico. En los siglos siguientes las epidemias (peste, tifus) y las guerras tuvieron especial incidencia en el valle.
Destaca la larga disputa por el dominio del monte Quinto Real con los habitantes de la Baja Navarra (Francia), así como las diferentes guerras contra los franceses (Guerra de la Convención, francesada). Mención especial merece la Batalla de Viscarret, que el 16 de octubre de 1794 dejó en el campo más de 200 muertos y 700 prisioneros.
Finalmente, las Guerras Carlistas en el siglo XIX, completan un periodo muy agitado en la historia de este Valle.
Monte Alduide o Quinto Real
La historia de este monte es la historia de una disputa, la de dos estados y tres valles acerca de su línea fronteriza. Tras largos años de conflictos, en 1856 quedan delimitadas las fronteras mediante el Tratado de Límites, acuerdo que fue renovándose sucesivamente a lo largo de los años.
Según lo acordado, los habitantes de Baigorri (en la Baja Navarra-Francia) disfrutarán a perpetuidad y en exclusiva del derecho de pastoreo en la vertiente septentrional de Quinto Real, previo pago de una renta anual del Gobierno francés. Hoy en día esa renta es cobrada por el Gobierno de España, que la reparte a partes iguales entre Erro y Baztan, copropietarios del monte en 70% y 30% respectivamente.